Por: José Raúl Vargas Feliz
Desde niño nos han enseñado a soñar, imaginarnos siendo doctor, ingeniero, político, agente del cuerpo de seguridad, entre otras profesiones. Y a medida que vamos creciendo esas decisiones van cambiando, pasando de tener objetivos claros a llenarnos de dudas sobre lo que anhelamos ser. Y es que la presión de nuestros padres, amigos, pareja y la misma sociedad nos impulsa a elegir una profesión por sueños personales o destrezas que ellos ven en nosotros.
¨La elección sobre nuestro futuro depende única y exclusivamente de uno¨.
Elegir un área del saber requiere que tengamos claridad de estas preguntas ¿Quién soy? ¿En que soy bueno? ¿Cómo me veo?
Luego, partiendo de las respuestas que tenemos sobre nosotros, iniciamos a trazar nuestro propósito de vida. El mismo debe de estar acompañado de los siguientes elementos: educativos, materiales, familiares y lo espiritual. Cada uno de ellos son tan relevantes para lograr en tiempo y forma una vida de ensueño.
Ahora bien…pausemos un momento y hablemos del primer aspecto ¨la educación¨, tan necesaria, y al que en ocasiones no le prestamos la suficiente atención, tiempo o la importancia que requiere. Pero ¿Por qué es tan necesaria la educación?
Desde mi experiencia, la educación es la llave para movernos de un lugar a otro. Abre puertas que antes no teníamos acceso, nos acceden a espacios que refuerzan nuestras educación, nos da la oportunidad de acceder a puestos labores con mejores condiciones, nos permite romper con el círculos de la pobreza y sobre todo ayuda a entender la vida misma.
Es necesario que la relevancia del tema sea abordada en nuestra familia, los diferentes niveles educativos (primera y secundaria) y la sociedad. Así mismo, que se comprendan que la educación no solo es la formación universitaria también está la técnico profesional. Y lo importante de todo esto es elegir un área del conocimiento que explote nuestras destrezas. El mejor cambio no empieza por los demás, comienza por uno. Y educarnos es parte de todo el proceso